Si mi vida solo la conforman los vicios del desayuno y los hábitos desagradables de la noche, no estoy viviendo como debería de ser. Mi meta no es levantarme e ir a estudiar, yo quisiera poder disfrutar de las pequeñas cosas, ir a una fiesta cerca de una casa con piscina, escabullirme por la parte trasera y dar un clavado con ropa puesta.

Pienso que la manera correcta de vivir es no pensar en normas, no pensar en pasos como vivirla, solo disfrutar de esas pequeñas cosas que hacen de esta vida tan grande, esos tropiezos que te dejan inconsciente y esas sonrisas que duran para siempre.

Sólo estoy hablando de mi deseo de vivir, de mi deseo de explorar el mundo, mi deseo de construir mundos, visitar universos, visitar lugares desconocidos y lugares muy conocidos, lugares famosos y conocer personas excéntricas que viven su vida  alocadamente sin pensar demasiado en las cosas ‘que se deben hacer’.

Sólo por un momento deseo poder ser libre, escaparme a medianoche y regresar al amanecer, quiero apoderarme de París, quiero conocer el amor en formas inimaginables, quiero... quiero muchas cosas, al final solo cuenta una, la verdadera prueba que nunca ha estado a mi favor (quizás por momentos se muestra como si fuera parte de mí); quiero, verdaderamente, sonreírle a la vida.