El papalote rojo de la playa, lo encontramos ese día de diciembre queriendo parecer dos enamorados enloquecidos, fugándose hacia Europa. El papalote rojo se veía abandonado, como esperando ser encontrado para que pudieran jugar con el. Mientras el cielo se veía azul, un punto rojo lo acosaba. El papalote rojo vio nuestra felicidad desde lo alto, quizás un momento de éxtasis justificado. Los minutos pasaron y esa diminuta felicidad desapareció de su vista. Este se desplomó en la arena y de nuevo se encontraba perdido, queriendo, otra vez, ser encontrado por dos extraños que parecían amarse. 

Corto y sencillo. Poema, en un intento de serlo sobre un papalote rojo. Ese que me recuerda a ti.

Blogmas os dice adiós por el día de hoy.

-un abrazo