Ya no he contado historias, ni escrito poemas, ni he escrito nada. Nada en absoluto, y el mundo me está quebrando. Como pedazos de cerámica esparcida en el piso, a mi ser poco a poco le ha pasado lo mismo. 

Por momentos se siente que no se puede escapar. Esto es lo que la vida hace. Te hace crecer y después el mundo quiebra a los individuos, justo como Hemingway diría. Él vivió muchos contratiempos, luchó con sus demonios pero al final estos le tomaron la vida. Y  sin hacer insignificante tu muerte Hemingway (nunca lo haría) pero ahora todos tenemos nuestros propios demonios. Sean los que sean como cualquier vicio o una persona toxica a nuestro lado, etc. El más maldito de todos ellos es uno mismo. El demonio que siempre está contigo, diciéndote que tienes este defecto terrible y que no vivirás con el toda la vida (lo cual a cualquiera le daría esperanzas de que las cosas cambiarán) pero al siguiente día, te clava una estaca en tu orgullo. 

Te atascas. Te pierdes. 

El tiempo pasa sin ser aprovechado... pero, 

PERO esto cambia. Tus paradigmas se ven ampliados. Ilógicos paradigmas que no tienen sentido pero que te alivian el alma, se acurrucan contigo en medio de la noche para que duermas tranquilamente sin miedos. 

S I N M I E D O S. 

Y aunque la vida me quiebre, seré como un espejo, le daré siete años de mala suerte por tratarme como una indigente.