Me había mantenido fuerte con la idea de que habías desaparecido desde hace un tiempo atrás (desde hace tres años en realidad) pero ahora me han contado que has vuelto a la ciudad, seguramente has preguntado por mi ¿verdad? Pensé que ya no me dolías más pero el insomnio me dice todo lo contrario, al menos desde el día que me contaron que habías regresado.

Han pasado dos semanas y dentro de esta ciudad tan grande te he encontrado en la cafetería de la esquina. Siempre te gustaba sentarte cerca de la ventana y mirar a la gente, pensabas en cómo sus vidas serían, si serían felices o no. Y ahora en este día tan lluvioso, sigues en esa ventana pero no miras a los demás, ahora la miras a ella. Con luz en tus ojos, sonríes a sus comentarios. Parece que para ti este es el día más soleado del año. 

En este momento pareces ser ese pensamiento de "expectativas y realidades" que uno siempre se imagina; donde tu eres la expectativa de alguien enamorado/a del amor y en una película romántica serías parte del montaje, mientras que por el otro lado en la <<realidad>>, me encuentro yo, bajo la lluvia mirando a la persona que tanto amaba, y que creí que era mi alma gemela, con otra. 

Sigo mi camino sin pensar en entrar en esta cafetería y me doy cuenta que no es una cafetería cualquiera. Es el exacto lugar en el que nos conocimos hace cinco años. Y sonrío de una manera agridulce. Recuerdo nuestro pasado y, dueles.

Y es ahí cuando mi mente piensa "no soy esa persona, ya he cambiado tanto, tanto que es momento de sacarlo a él de mi mente" 

Y a pesar que sigas doliendo y los días se me hagan más largos, es momento de hacerme a la idea que has desaparecido por completo de este corazón, este que tanto solía esperarte despierto.